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¿Por qué consumir alimentos ecológicos?
Porque son sanos y seguros para el organismo y poseen todos los nutrientes y vitaminas propios del alimento.
Proceden de la agricultura ecológica, que al no usar productos químicos tóxicos ayuda a proteger nuestra salud y la de los agricultores y cuida del entorno.
Porque sus ingredientes vegetales o animales no han sido manipulados genéticamente.
La agricultura ecológica tiene en cuenta el saber agrícola tradicional y a la vez está al día en conocimientos y técnicas de vanguardia para seguir mejorando en todos los aspectos, pero sin alejarse de la Vida ni de la Naturaleza, y está controlada con una estricta normativa de calidad.
Porque proceden de una agricultura que conserva e incrementa la biodiversidad al fomentar la plantación de setos y arbolado; al suprimir los productos químicos que afectan a la fauna y a toda la cadena alimentaría; al diversificar cultivos, conservar semillas autóctonas.
La agricultura ecológica supone también un compromiso por parte del agricultor y del ganadero de cuidar las tierras, las zonas arboladas y el agua, de posibilitar que los animales puedan desarrollar su comportamiento innato y se encuentren en todo momento en condiciones de confort, al respetar sus ciclos y sus necesidades.
Porque proceden de una agricultura que promueve el trabajo y la vida en el campo preservando una cultura propia y contribuye a la satisfacción, salud y cultura de los que viven en la ciudad. A la vez que se mantiene la diversidad de los paisajes con su belleza y armonía, contribuye a crear empleo al necesitar más mano de obra y a reducir los excedentes agrarios con un fomento de la calidad en vez de la cantidad.
Porque al tomar alimentos ecológicos contribuimos a un consumo responsable. Un consumidor de productos ecológicos sabe que la agricultura ecológica contribuye a un desarrollo rural; a un mejor aprovechamiento de los recursos y a un freno de la erosión y de los incendios; a una pervivencia de las profesiones que cuidan del campo que luego disfrutamos todos; a unos precios justos para el agricultor.
Comprar alimentos ecológicos, alimentos procedentes de la agricultura y ganadería ecológicas, es apoyar que los agricultores puedan hacer con gusto su trabajo, cuidando el aspecto económico y social de nuestros pueblos.
Porque la agricultura ecológica nos ayuda a recuperar los sabores y aromas casi perdidos, una alimentación agradable, una cultura gastronómica con alimentos que conocemos y nos agradan por su aroma, su sabor.
En definitiva por su buena calidad.
¿Cómo podemos identificar un alimento ecológico?
Todos los productos envasados obtenidos de acuerdo a la normativa de producción agraria ecológica llevan indicado en su etiqueta: “Agricultura ecológica” (en castellano o en cualquiera de las lenguas de la Unión Europea) y un logotipo o sello que indica la autoridad o el organismo de control que certifica que eso es así. Si el producto se ha elaborado o envasado en la Unión Europea puede llevar el logotipo europeo de Agricultura Ecológica o Biológica.
Si el producto es fresco y no está envasado (frutas, verduras) debemos asegurarnos de que el productor esté inscrito en un organismo de control y tenga un certificado de agricultura ecológica y un control de su producción.
¿Qué control se ejerce sobre la agricultura ecológica?
La producción agrícola y ganadera ecológica está regulada por una normativa europea (Reglamento CE 2092/91) que establece unas normas de producción, de etiquetado y cómo se deben controlar estos productos desde la finca al consumidor.
El control lo pueden realizar entidades públicas o bien entidades privadas reconocidas como tales en cada Estado miembro de la Unión Europea.
El coste de las garantías de calidad y seguridad
En el pasado, el hecho de que los alimentos ecológicos tuvieran siempre un precio más elevado que los elaborados de forma convencional se consideraba un freno a la expansión de la agricultura ecológica. No obstante, en la actualidad, es cada vez mayor el número de consumidores dispuestos a pagar más a cambio de mayores garantías de seguridad alimentaría y de calidad. Hace unos años era difícil obtener productos ecológicos fuera de los comercios especializados o de los mercados locales, en cambio, hoy en día, dichos productos se encuentran a disposición de los consumidores en los estantes de las mayores cadenas de supermercados en toda Europa. Además, la gama de productos ofrecidos se ha ampliado de tal forma que, en la actualidad, el comprador tiene fundados motivos para esperar que la cesta de la compra semanal se componga enteramente de productos ecológicos, mientras que tan sólo hace unos años la oferta se limitaba a las frutas y hortalizas, la carne, las aves de corral y los productos lácteos. Así pues, la expansión del mercado de consumo es uno de los principales factores que han llevado a los agricultores a optar por la producción agraria ecológica.
Ya nadie pone en duda el nivel de serenidad que ofrece la jardinería doméstica, ayudando a la salud mental de las personas.
Cada vez son más los expertos que corroboran tal afirmación. Una de ellas es la Dra. Julie Roth del Instituto de Bienestar del Hospital Memorial Northwestern de Chicago que asegura que para todas las personas es una excelente manera de salirse del rigor diario al que todos nos sometemos, lo que la convierte en una actividad muy relajante.
HUERTOS ECOLÓGICOSA pone a tu alcance esta experiencia enriquecedora, ofreciéndote una parcela para llevarlo a cabo.
Después de un arduo y tenso día en la oficina, un paseo lento por su patio o huerta hará maravillas. Roth aseguró "A medida que descubra las plantitas que crecen o el fruto que asoma, se olvidará de las preocupaciones del día."
Son incalculables los beneficios físicos y mentales que aportan la jardinería doméstica.
La Dra. Roth señalo que "Lahorticultura es un ejercicio moderado, que incorpora muchos elementos importantes de los regímenes aceptados de ejercicio, como el estiramiento y la posición, la repetición y el movimiento"
Dedicarle una parte de tu tiempo a tu pequeña huerta supone una liberación del trasiego diario, HUERTOS ECOLóGICOS te facilitará lo necesario para que desarrolles esta maravillosa experiencia llevando hasta donde estés una parte de la naturaleza.
La naturaleza es tan agradecida que no sólo la experiencia de cultivar nos procurará todos estos beneficios si no que nos premiará con una dieta de verduras frescas obtenidas a partir de nuestras dedicación.
MEDICINA COMPLEMENTARIA Terapia hortícola: una técnica que cura.
«Cuando trabajo en el jardín me siento feliz, llena de alegría. El placer de ver crecer cosas es infinito», dice la señora Jean Allor. Esta misma sensación la comparten miles de personas en todo el mundo, quizás sin saber que mientras siembran unas semillas, trasplantan un geranio o podan un almendro están realizando una de las artes curativas más antiguas. Se le llama terapia hortícola y hace relativamente poco tiempo que se ha incluido en las ciencias de la salud.
Según la Asociación Americana de Terapia Hortícola , fundada en 1973, las plantas se usan porque «crecen y cambian; responden a los cuidados, y no juzgan; estimulan la participación y los sentidos, y ofrecen esperanzas».
Son capaces de elevar la autoestima, aliviar la depresión, relajar, mejorar las funciones motoras, la concentración, la motivación, la tolerancia al trabajo y la destreza manual de quienes las manipulan.
Artículo escrito por Myriam López Blanco. Extraído y resumido del suplemento nº 388 del periódico EL MUNDO. Artículo completo en www.elmundo.es
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