jueves, 15 de octubre de 2009

COMBATE LAS PLAGAS CON PLANTAS





os tan temidos insectos que pueblan los jardines y destrozan las flores y plantas, tienen un doble perjuicio sobre ellos: en primer lugar, los efectos propios de la especie que invade el espacio verde, y, en segundo lugar, los efectos que los insecticidas o plaguicidas varios causen en él. En muchas ocasiones, es peor el remedio que la enfermedad; por ello, la naturaleza ha premiado al jardinero con algunas plantas, hierbas y especies que son capaces de ahuyentar la expansión del enemigo destructor.
Si tenemos suerte, podremos paliar de forma importante la presencia de determinados insectos en nuestro vergel. También es fundamental vigilar el estado de nuestro huerto, en caso de que tengamos uno, ya que es un foco importante de plagas. Por fortuna, además de ciertas especies de plantas, también hay otros insectos que pueden ayudarnos a mantener a raya a nuestros enemigos verdes.
Plantas aromáticas
Las plantas aromáticas son las que resultan más efectivas para estos menesteres ecológicos y de preservación del medio. Son de gran ayuda, en especial, contra hongos, arañas y pulgones. Para proteger un jardín de las incómodas e inconvenientes plagas, resulta muy efectivo realizar una circunferencia que lo rodee y sembrar, siguiendo esta circunferencia, algunas aromáticas como salvia, ruda, romero o lavanda. Es posible adquirirlas ya crecidas en un vivero, pero será más efectiva una planta recién sembrada.
Si fuera necesario, y para conseguir el mismo objetivo, convendría plantar entre el cultivo habitual, menta, estragón, tomillo o albahaca. Y es que no sólo son prácticas, sino que resultarán unas plantas muy decorativas y aromáticas. Además de ahuyentar las plagas e insectos indeseables, cada una de las plantas posee unas cualidades específicas que potencian las características de las plantaciones de alrededor. Este es el caso de la albahaca, que estimula el crecimiento y el sabor de los tomates.
También en el huerto
Además del jardín, nuestro huerto también puede verse afectado por el ataque inesperado de una plaga. Los pulgones no anidarán en un rosal o en unas frambuesas protegidas por la planta del ajo, y, en cuanto a las moscas de las zanahorias, existen varios remedios: el romero y la salvia o el ajenjo. El taco de reina, plantado junto con rábanos, coles y zapallos debajo de árboles frutales, resultará un excelente repelente de los dañinos pulgones y las chinches.
Contra las hormigas, nada mejor que las plantas de sésamo situadas en los extremos de las hileras de las huertas. Los berros protegerán y favorecerán sobremanera el desarrollo de los naranjos recién plantados, mientras que el piretro mantendrá a salvo tu huerto de la mariposa blanca o el pulgón. Otro remedio sencillo es utilizar los restos de algún fuego (ceniza principalmente) y esparcirlos alrededor de todo el sembrado. De este modo, será más difícil que los caracoles se acerquen a tus plantas.
Otros remedios naturales
Si con estos consejos no eres capaz de ahuyentar a los insectos de tu jardín, puedes poner en práctica el dicho que dice: "si no puedes con tu enemigo, únete a él." Aunque resulte extraño, podemos utilizar otros insectos no dañinos con nuestras plantas para acabar con algunas plagas. Por ejemplo, uno de los mayores adversarios del pulgón son las mariquitas. Si logramos aglutinar unas cuantas y las esparcimos por las zonas afectadas, tanto éstas como sus larvas se darán un buen festín con los pulgones allí presentes. Otra especie muy efectiva contra este devorador de plantas es la mantis religiosa.
Si lo que buscamos es una solución algo más casera, podemos adquirir en un vivero unos paneles pegajosos que atrapan cualquier insecto que se adhiere a ellos. Conviene situarlos en una zona donde corra el aire y sea paso habitual de nuestros enemigos en miniatura. Regar con agua mezclada con colillas de tabaco también es un buen remedio para acabar con algunas plagas, especialmente con la de la cochinilla. Con todos estos trucos, recurrir a productos químicos puede ser nuestra última opción a la hora de mantener sano nuestro jardín.

martes, 6 de octubre de 2009

EL SEMILLERO


En numerosas ocasiones, tendremos que utilizar semillas para comenzar el cultivo de nuestras hortalizas. Con ello conseguimos abaratar costes de producción asegurándonos en un alto porcentaje la calidad d lo que vamos a obtener.

Recomendamos por su versatilidad el uso de semilleros portátiles, que se pueden trasladar de un lugar a otro según la necesidad; se utilizan para siembras pequeñas y que permiten ser realizados economicamente en cajones, cajas, bolsas de polietileno etc... , siendo las bandejas de alveolos las mas recomendadas y en las que practicaremos en todos los soportes pequeñas perforaciones que permitan el drenaje.


Puede también utilizar el propio suelo como semillero, con los incovenientes de aumento de malas hierbas y animales que se alimentan de los brotes.


PASO 1º) Desmenuce o rompa los terrones utilizando una horquilla, un rastrillo o un cultivador manual enérgicamente (en suelo).

PASO 2º) Sin hundir la horquilla o el rastrillo a mas de 10 cms de profundidad, para no debe levantar el compost o estiercol soterrado en la cava anterior y nivele en lo posible el terreno (en suelo).

PASO 3º) Arar (en suelo) y esparcir una capa de fertilizante sobre el terreno, mezclando bien para evitar acumulaciones, pues en otro caso podria dañar las raices de las plántulas.

PASO 4º) Rastrille y con el apero, rellene hoyos y rompa los terrones que puedan quedar (en suelo).

PASO 5º) Recoja la piedras encontradas y escombros. Volviendo a rastrillar y nivelar (en suelo). El terreno debe quedar esponjoso y suelto para favorecer una buena germinación de las semillas.

PASO 6º) Observe las semillas a plantar y rechace la que tenga alteraciones de color.

PASO 7º) Humedezca ligerametne la tierra de forma que siga suelta e introducir (por lo general) entre dos o tres por hoyo, esparciendo tierra sobre ellas hasta taparlas y presionando levemente con la azada.

PASO 8º) Regar con cuidado, pulverizando mejor para mojar pero no levantar alguna semilla. Los riegos deben ser frecuentes de poca cantidad pero manteniendo la humedad del substrato.

PASO 9º) Para el semillero de suelo, taparlo con una cubierta plástica transparente o similar manteniéndola a unos centímetros de altura sobre la tierra. Para los portátiles mantenerlos en lugar cálido, sin sol directo y sin corrientes de aire.

PASO 10º) Retirar la cubierta (en suelo) una vez germinen las semillas. 

lunes, 5 de octubre de 2009

INTRODUCCION A LOS CULTIVOS DE INVIERNO


Verduras y hortalizas para todos los gustos

El invierno nos permite cultivar una variedad no despreciable de vegetales con los que llenar nuestras neveras. La mayoría de ellos los comenzaremos a plantar en otoño, por lo que será en estos meses de frío, cuando den sus mejores frutos.
El mes de enero nos traerá berzas, coliflores, repollos, acelgas y espinacas. Será cuestión de gusto lo que decidas llevar a tu huerta. En febrero podemos añadir brécol, berenjena, remolacha, coles de Bruselas... con los que elaborar sanos y suculentos platos de alto valor nutricional. Con la mejora de las temperaturas, ya en marzo, empezaremos a cultivar patatas tempranas, acelgas, tomates, cebolletas, zanahorias y lechugas para combinar en nuestras ensaladas.


El lugar que seleccionemos para crear nuestra propia huerta debe ser soleado, de esta forma nos aseguraremos los buenos resultados. Si nuestra región es propensa a las heladas, quizás debamos tapar nuestros cultivos con plásticos para que no se estropeen, una vez que los frutos hayan empezado a aflorar. Es conveniente que no estén expuestos a fuertes rachas de viento que dificulten su crecimiento.

Preparar el terreno para el cultivo
El huerto, aunque sea pequeño, requiere una serie de cuidados, incluso cuando no hay nada plantado. El invierno será la mejor época para prestárselos, ya que es el momento de menos productividad.
Estas labores consisten principalmente en preparar el terreno, hacer la siembra o plantación... Algo a tener en cuenta es la rotación de cultivos. No es bueno sembrar todos los años lo mismo y en el mismo lugar. Cada cultivo necesita unos nutrientes que coge del suelo. Si siempre plantamos lo mismo, las necesidades serán también las mismas y la tierra se agotará sin poder aportar ningún beneficio.
La rotación también nos permite eliminar algunos insectos perjudiciales. La mayoría de ellos tienen un ciclo vital de un año. Si antes de que trascurra este tiempo cambiamos el cultivo, éstos morirán y evitaremos el daño para nuestros productos.
En cultivos pequeños no suelen darse plagas, por lo que no será necesario emplear ningún producto químico que perjudique la calidad de nuestros alimentos. Si vemos que en nuestra región hay una determinada plaga en una cosecha, lo mejor será que ese año nos decantemos por otro cultivo, así evitaremos el problema a la vez que daremos un respiro a la tierra.
Cavando la tierra en invierno y haciendo rotaciones lograremos la protección suficiente, que completaremos con la eliminación manual de larvas o insectos que aparezcan ocasionalmente sobre nuestras hortalizas.


Si dispones de espacio suficiente, plantar frutales en tu jardín será una buena elección. Además de recompensarnos con deliciosas frutas, proporcionarán sombra que agradeceremos en los meses de más calor.
No todos los climas son aptos para todas las especies. Los cerezos, por ejemplo, no se desarrollarán bien en climas tropicales, ya que necesitan retener frío para un adecuado crecimiento. El suelo debe ser fértil, con buen drenaje, rico en materia orgánica y sin exceso de caliza. Deberemos tener presente si nuestras especies necesitan polinizadores. El melocotonero, por ejemplo, no los necesita, y puede plantarse en solitario. Los manzanos, perales y ciruelos deben emplazarse junto a uno o más cultivos que florezcan al mismo tiempo. De esta forma los insectos polinizan las flores para que haya frutos.

El invierno es la mejor época para plantarlos, retrasándolo hacia finales de la estación si las heladas son muy duras. Debemos procurar que el lugar donde los pongamos sea amplio y soleado.
Llevar una vida saludable será más fácil si te alimentas con los productos que tú mismo cultivas. Si te gusta la naturaleza, dispones de espacio y de tiempo para dedicarle, crear un huerto en tu jardín será una buena opción para darle a tu organismo alimentos ricos y sanos.





TIPOS DE TOMATE

Principales tipos de tomate comercializados

Tipo Beef. Plantas vigorosas hasta el 6º-7º ramillete, a partir del cual pierde bastante vigor coincidiendo con el engorde de los primeros ramilletes. Frutos de gran tamaño y poca consistencia. Producción precoz y agrupada. Cierre pistilar irregular. Mercados más importantes: mercado interior y mercado exterior (Estados Unidos). 

Tipo Marmande. Plantas poco vigorosas que emiten de 4 a 6 ramilletes aprovechables. El fruto se caracteriza por su buen sabor y su forma acostillada, achatada y multilocular, que puede variar en función de la época de cultivo. 

Tipo Vemone. Plantas finas y de hoja estrecha, de porte indeterminado y marco de plantación muy denso. Frutos de calibre G que presentan un elevado grado de acidez y azúcar, inducido por el agricultor al someterlo a estrés hídrico. Su recolección se realiza en verde pintón marcando bien los hombros. Son variedades con pocas resistencias a enfermedades que se cultivan con gran éxito en Cerdeña (Italia). 

Tipo Moneymaker. Plantas de porte generalmente indeterminado. Frutos de calibres M y MM, lisos, redondos y con buena formación en ramillete.  

Tipo Cocktail. Plantas muy finas de crecimiento indeterminado. Frutos de peso comprendido entre 30 y 50 gramos, redondos, generalmente con 2 lóculos, sensibles al rajado y usados principalmente como adorno de platos. También existen frutos aperados que presentan las características de un tomate de industria debido a su consistencia, contenido en sólidos solubles y acidez, aunque su consumo se realiza principalmente en fresco. Debe suprimirse la aplicación de fungicidas que manchen el fruto para impedir su depreciación comercial. 

Tipo Cereza (Cherry). Plantas vigorosas de crecimiento indeterminado. Frutos de pequeño tamaño y de piel fina con tendencia al rajado, que se agrupan en ramilletes de 15 a más de 50 frutos. Sabor dulce y agradable. Existen cultivares que presentan frutos rojos y amarillos. El objetivo de este producto es tener una producción que complete el ciclo anual con cantidades homogéneas. En cualquier caso se persigue un tomate resistente a virosis y al rajado, ya que es muy sensible a los cambios bruscos de temperatura. 

Tipo Larga Vida. Tipo mayoritariamente cultivado en la provincia de Almería. La introducción de los genes Nor y Rin es la responsable de su larga vida, confiriéndole mayor consistencia y gran conservación de los frutos de cara a su comercialización, en detrimento del sabor. Generalmente se buscan frutos de calibres G, M o MM de superficie lisa y coloración uniforme anaranjada o roja. 

Tipo Liso. Variedades cultivadas para mercado interior e Italia comercializadas en pintón y de menor vigor que las de tipo Larga vida. 

Tipo Ramillete. Cada vez más presente en los mercados, resulta difícil definir que tipo de tomate es ideal para ramillete, aunque generalmente se buscan las siguientes características: frutos de calibre M, de color rojo vivo, insertos en ramilletes en forma de raspa de pescado, etc.


TIPOS DE LECHUGA

En ocasiones, al leer los ingredientes para elaborar una receta nos encontramos con términos como lollo rosso, batavia, hoja de roble... u otras variedades de lechuga que no siempre sabemos identificar o diferenciar con exactitud. Y es que este producto de la huerta, del que podemos disfrutar todo el año, cuenta con una gama muy amplia de sabores y colores en función del tipo: desde la lechuga romana (la más conocida y utilizada en España) hasta las de hoja crujiente como las iceberg, las ‘arrepolladas’...
A continuación algunas de sus variedades







Romana


Iceberg


Trocadero


Hoja de Roble






Lollo Rosso


Batavia


Butterhead


Cogollos