Algunos pasos a seguir para recuperar y devolver la fertilidad a toda tierra maltratada que queramos convertir un huerto.
1. Evaluar la profundidad del suelo. Asegurarse de que tenemos un mínimo de unos 30 cm de tierra fértil o tierra humidificada ( que ha albergado plantas y cultivos y dispone de abundantes restos de materia orgánica en descomposición), de no ser asi, tendremos que traer mas tierra fértil hasta alcanzar dicha altura. Evitaremos tierras de huertos en donde se abuso de plaguicidas y herbicidas, o de zonas industriales o de vertederos que puedan estar contaminadas con metales pesados o con dioxinas.
2. Equilibrar la tierra. Si no es la tierra franca ideal para cultivo conviene equilibrarla. Cuando es arenosa o pedregosa aportaremos tierras arcillosas. Si es una tierra muy pesada, muy arcillosa, aportaremos grandes cantidades de arena o mejor de perlita. Conviene remover y airear la tierra en profundidad antes de iniciar cualquier labor hortícola. Un Subsolador arrastrado por tractor (en parcelas grandes) o una cava profunda con la horca de doble mango resulta imprescindibles.
3. Limpiar y despegar: Retiraremos de la tierra todo elemento extraño: plásticos, trozos de metal, raíces grandes, y cualquier piedra cuyo tamaño pueda ser molesto para el laboreo o el desarrollo de las plantas.
4. Nivelar: Es importante realizar el esfuerzo que sea necesario para repartir uniformemente la tierra y allanar las zonas de realización del huertos y los bancales de cultivo. Si no nivelamos bien la tierra, a la larga tendremos problemas, sobre todo con el riego.
5. Mejorar la vida de la tierra: Resulta ideal, antes de empezar a cultivar hortalizas, espaciar de 2 a 4 kilos de composta o estiércol por metro cuadrado y sembrar un abono verde. Con ello aportaremos abundante materia orgánica, propiciamos los procesos bacterianos y bioquímicos del suelo, y se logra dejarla mullida y esponjosa.
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